Las llamadas «erecciones mañaneras» que parecen desaparecer casi por completo en cuanto uno se levanta y acude al servicio a orinar, es algo que «sufren» la mayor parte de los hombres a lo largo de su vida. Signo de ausencia de estres y de no tener problemas de erección suelen ser restos de lo que ha estado pasando toda la noche y en términos médicos son las llamadas «tumescencias peneales nocturnas» (TPN).
La mayor parte de los casos se dan en varones adolescentes, asociados a su juventud y al generoso tormento de hormonas que producen y su facilidad para estimular su deseo sexual en esta etapa de la vida en que comienzan a entrar en contacto con la sexualidad.
Por lo general estas erecciones suelen durar entre 15 y 40 minutos y es frecuente tener aproximadamente hasta 5 a lo largo de la noche. Su origen suele estar relacionado con la cantidad de sangre que afluye para llevar oxígeno a los tejidos del pene y precisamente la relajación que sentimos durante el sueño favorece dicha circulación.
Se ha demostrado además que si sufres entre comillas este incidente nocturno con cierta frecuencia es un claro sintoma de que no tienes problemas de obesidad ni de apnea del sueño. Se puede decir pues que es una especie de termómetro (nunca mejor dicho) de nuestra buena salud a varios niveles.
Recuerda: sexo es salud.